Entrevistamos a Miguel Ángel Panduro, Consejero Delegado de HISPASAT

“El despliegue de la televisión digital por satélite supuso el hito más importante de nuestro sector”

 

Miguel Ángel Panduro volvió en octubre de 2019 a Hispasat, prácticamente su casa, a la que había llegado en 1990 para desarrollar gran parte de su carrera profesional, el gran operador de satélites español, en el que actualmente ocupa el cargo de consejero delegado.

 

Esta trayectoria fue interrumpida parcialmente, durante el periodo en el que se hizo cargo de la sociedad HISDESAT, compañía privada participada por HISPASAT, Ministerio de Defensa, Airbus, Indra y Sener, cuya misión fundamental es ofrecer servicios gubernamentales por satélite a España y países aliados.

 

Con anterioridad, de 2004 a 2012, también desempeñó el cargo de consejero delegado de Isdefe, sociedad pública mercantil que presta servicios de consultoría e ingeniería a la Administración en los sectores de la Defensa, Seguridad, Transporte y TIC.

 

Actualmente es representante de HISPASAT en diversas asociaciones sectoriales y uno de los grandes expertos de nuestro país en telecomunicaciones por satélite, defensa, seguridad, internacionalización y diversificación empresarial.

 

–¿Cómo ha visto cambiar Hispasat desde los años 90 en los que llegó por primera vez a la compañía y la década actual, en la que retornó de nuevo a la misma?

 

Sinceramente, he visto una compañía distinta a causa tanto de la evolución natural que tienen las propias empresas como de la diferente situación del sector. Hispasat nació en 1990 de forma parecida a lo que hoy se puede conocer como un PERTE. Se concibió como un elemento transformador del país para ayudar a mejorar las infraestructuras de telecomunicaciones nacionales, con una mirada ya a América Latina, y avanzar en la creación de una industria espacial nacional donde Hispasat ejerciera de motor.

 

Lógicamente, el paso de los años ha hecho que nos encontremos en un momento de madurez que no tiene nada que ver con el del lanzamiento del proyecto, si bien ya a comienzos de siglo, cuando dejé la compañía, se había dado un paso adelante muy significativo con el inicio de su internacionalización.

 

Durante veinticinco años, el sector en general y los operadores en particular han vivido años de crecimiento y bonanza que permitieron ver a nuestras empresas como un ejemplo de desarrollo. Sin embargo, en los últimos cinco años la situación se ha complicado. Se ha producido la tormenta perfecta: una disrupción tecnológica que acorta los plazos de madurez de los activos en órbita, un sector con grandes inversiones a largo plazo y un desajuste entre la oferta y la demanda.

 

Todo esto hace que hoy tengamos que reinventarnos y acometer un profundo proceso de transformación. Hispasat debe pasar de ser un proveedor de infraestructuras a un proveedor de servicios de conectividad y soluciones. Es un cambio hacia un nuevo escenario que nos obliga a ser más eficientes, tener mayor flexibilidad en órbita, buscar aliados y ocupar un mayor espacio en la cadena de valor. En este sentido, durante este año hemos dado ya pasos significativos en este sentido.

 

–En estos 30 años, ¿qué ha sido lo mejor y lo peor de las coyunturas que ha vivido el sector de las telecomunicaciones por satélite en nuestro país y por extensión en el resto de Europa?

 

A lo largo de estas décadas, las telecomunicaciones en general han vivido un desarrollo extraordinario al que no han sido ajenos los satélites. Para mí, sin ninguna duda, el despliegue de la televisión digital por satélite supuso el hito más importante de nuestro sector, ya que nos llevó a situar al satélite en el eje de las estrategias de radiodifusores y operadores. Además, creo que fue un éxito colectivo con el desarrollo de un estándar universal en un breve espacio de tiempo. A lo largo de estos treinta años creo que hay pocos motivos para las quejas y quizás sea ahora cuando nos enfrentamos a una coyuntura muy especial, con un declive de los servicios de vídeo y el desarrollo de nuevos proyectos disruptivos tecnológicamente, cuyo horizonte no es evidente.

 

–¿Tiene sentido, por tanto, hablar de la industria del satélite y referirse sólo a nuestro espacio geográfico más cercano?

 

Por definición, las comunicaciones por satélite tienen dos grandes fortalezas: la capacidad de comunicar punto a multipunto (radiodifusión) y la posibilidad de cubrir grandes extensiones de terreno de manera universal. Por ello, el satélite es en esencia una herramienta de integración, de unir por medio de las comunicaciones a todos los habitantes con independencia de su ubicación geográfica. Por tanto, no tiene mucho sentido el localismo en nuestro entorno.

 

A pesar del crecimiento relevante en los últimos años de iniciativas nacionales para la puesta en marcha de satélites propios, ninguno de ellos se plantea coberturas meramente nacionales, ya que por definición sería perder parte de la esencia de los satélites, amén de perder oportunidades de negocio. Los servicios satelitales son, en esencia, multinacionales.

 

–El acuerdo alcanzado con Eutelsat recientemente supone una clara apuesta por este espacio… Hispanoamérica, sin embargo, ¿sigue estando en el punto de mira de Hispasat, ¿verdad?

 

El acuerdo con Eutelsat obedece al compromiso de Hispasat de poder ofrecer la mejor solución al problema de la brecha digital en nuestro país. La unión de las capacidades de ambas compañías en nuestro territorio nos garantiza precisamente eso, dar respuesta a un problema del que se viene hablando mucho tiempo, pero donde no se ofrecían soluciones potentes a las capacidades ya existentes sobre la Península Ibérica.

 

En lo que concierne a Hispanoamérica, baste decir que casi el 70% de nuestros ingresos proviene del continente americano y seguimos desarrollando una intensa actividad en esta región. América, en general, ocupa un lugar importante en nuestro plan estratégico. Para muestra, basta un botón: este año hemos fortalecido nuestra posición en el ámbito audiovisual en la región mediante la adquisición a Telefónica del negocio de gestión y transporte de señal de Media Networks y la constitución de nuestra nueva filial Hispasat Perú.

 

Además, nuestro futuro satélite Amazonas Nexus está totalmente diseñado para ofrecer servicios de conectividad y movilidad en todo el continente americano y los corredores norte y sur del Atlántico. El problema de la falta de conectividad en la región es mucho más acuciante que aquí. Por ello, nuestro negocio actual allí y las nuevas oportunidades que puedan surgir ligadas a la conectividad son una parte fundamental de nuestro Plan Estratégico.

 

–Usted ha capitaneado la internacionalización de las actividades de Hispasat, y ha realizado negociaciones a gran escala, pero siempre ha insistido en la importancia que el satélite tiene para la cultura y también para el ciudadano medio. ¿Sigue pensando en ello?

 

Yo nací profesionalmente y di mis primeros pasos en esta compañía y durante esos años aprendí que era muy importante cuidar la cuenta de resultados, pero que también teníamos un fin que trascendía a lo que la cuenta marcara. Así, en nuestros primeros satélites se embarcaron dos transpondedores para difundir los canales en castellano de RTVE en América, así como otras capacidades puestas a disposición de Correos, Telefónica o el Ministerio de Defensa, con una vocación inequívoca de servicio al país y sus ciudadanos. Aún recuerdo un vídeo de los noventa que mostraba cuántas veces utilizaba un ciudadano un satélite sin saberlo. Pienso que todo esto creó una cultura corporativa que hoy se sigue manteniendo.

 

Además, considero que el satélite es un elemento integrador, que actúa como complemento a las infraestructuras terrestres allá donde ellas no pueden llegar y que, por tanto, permite que ese ciudadano medio que vive en zonas rurales o remotas pueda tener el mismo acceso a la sociedad de la información que uno que vive en una gran ciudad.

 

“EL SATÉLITE ES EN ESENCIA UNA HERRAMIENTA DE INTEGRACIÓN,DE UNIR POR MEDIO DE LAS COMUNICACIONES A TODOS LOS HABITANTES CON INDEPENDENCIA DE SU UBICACIÓN GEOGRÁFICA. POR TANTO, NO TIENE MUCHO SENTIDO EL LOCALISMO EN NUESTRO ENTORNO”.

 

— ¿Podría el satélite jugar un papel determinante para cerrar definitivamente la brecha digital en todas las comunidades del país, especialmente en aquellas con menos habitantes, las que forman parte de la España Vaciada? Podría definir un poco más las iniciativas de reducción de la brecha digital que la firma tiene en marcha.

 

No solo lo creo, sino que estoy convencido de ello. De acuerdo con las estimaciones de la Secretaría de Estado de Telecomunicaciones e Infraestructuras Digitales, a finales de 2021 más de un millón de hogares españoles no dispondrán de un acceso a Internet de 100 Mbps y gran parte de ellos se encuentran en zonas rurales. Ante esta necesidad, hemos lanzado una iniciativa denominada Conéctate que se basa en un nuevo producto de banda ancha rural por satélite de hasta 100 Mbps, orientado al cierre de la brecha digital en nuestro país. Se trata de un servicio mayorista, neutral y abierto que todos los operadores de telecomunicaciones del país podrán incluir en sus ofertas para así poder proporcionar de forma inmediata un servicio de Internet de alta calidad. Esperamos que esto permita dar un salto de calidad en la vida de las personas que viven en esas zonas como poder dinamizar la economía en esos lugares.

 

El acceso a la conectividad es un derecho de todo ciudadano y, de hecho, ha de garantizarse que este acceso sea universal, asequible, de calidad y no discriminatorio. Sin embargo, seguimos sin ser capaces globalmente de dar respuesta a esta necesidad de acceso universal e igualitario, no sólo en países en vías de desarrollo, sino en Europa. En este contexto, considero que los fondos de recuperación europeos representan una oportunidad única para un país como España, donde apuntamos como ejes fundamentales la digitalización y la vertebración del territorio. Sin conectividad no hay digitalización que valga y sin conectividad universal no hay vertebración ni igualdad de oportunidades. Hoy Hispasat ofrece una solución real e inmediata al problema. Sería imperdonable que no la implementáramos.

 

–¿Qué gama de servicios de valor añadido se podrían prestar, especialmente en el mundo rural, a partir de la conectividad de BA por satélite?

 

Además de este acceso a Internet de alta calidad, trabajamos en una serie de capas de servicios adicionales que puedan impulsar de manera integral la vida en el mundo rural y sus actividades productivas en el 100% del territorio. Me refiero a servicios de WiFi en plazas públicas que permitan utilizar los servicios públicos online, a IoT aplicada a la gestión municipal, las explotaciones agrícolas y ganaderas y la prevención de incendios y a soluciones de teleasistencia o tele-educación, así como cualquier otra solución que se nos pueda imaginar donde la conectividad sea necesaria. En definitiva, el satélite hace posible que los habitantes de la España rural y sus negocios puedan tener las mismas oportunidades de desarrollo que quienes viven en los grandes núcleos urbanos.

 

–¿Es optimista con respecto al futuro de la industria española en su conjunto?

 

El sector espacial español es, a mi juicio, un caso de éxito. A diferencia de otros sectores, hemos sido capaces de trabajar conjuntamente donde la colaboración ha estado siempre presente. Esto puede inspirar a otros países que empiezan ahora su carrera en este apasionante sector. En los últimos años, la industria española ha ido dando pasos para pasar de ser un mero proveedor de pequeños equipos para grandes fabricantes a poder integrar subsistemas o cargas útiles con la seguridad que podríamos fabricar un satélite entero si nos lo planteáramos. No obstante, creo que el futuro pasa por la especialización: ser el mejor en ciertas tecnologías que mediocre en todo. Desde Hispasat vamos a seguir manteniendo un firme compromiso con la industria de nuestro país gracias al cual nuestro programa de retornos industriales ha generado hasta el momento más de 1.000 millones de euros comprometidos con las empresas españolas. Estoy convencido de que con este tipo de impulsos y las numerosas y variadas oportunidades que presenta el sector, nuestra industria tendrá una presencia de alto nivel en las futuras misiones que se desarrollen en el ámbito internacional.

 

— ¿Cuál es su papel en un entorno económico cada vez más centrado en los servicios?

 

Creo que no hay elección para nosotros. Nuestro papel pasa por ampliar nuestra presencia en la cadena de valor en el downstream (operadores, ISPs, proveedores de contenidos audiovisuales…). El éxito pasara por saber hacerlo y para ello es fundamental saber aportar valor añadido en un escenario en el que los servicios tienen que definirse a la medida del cliente. De hecho, hay que tratar de obtener una parte -aunque sea muy pequeñadel pastel que, según NSR, se estima en unos 500.000 millones de dólares de ingresos acumulados en el periodo 2019-2029.

 

— ¿Cómo podría afectarle en los próximos años la competencia de los países emergentes, especialmente China o la India? ¿O la competencia a nuestra industria espacial está en USA, a partir de iniciativas como las de Elon Musk o Jeff Bezos?

 

Nos encontramos en un entorno de incertidumbre generado por la entrada de un flujo insólito de inversión privada y que ha provocado la aparición de unas iniciativas disruptivas. Quizás la más representativa sea Starlink de Elon Musk, seguida por Kuiper, liderada por Jeff Bezos. Este hecho puede que cambie el sector para siempre y lo voy a explicar.

 

Hasta ahora, nuestra cadena de valor se basaba en que unas compañías diseñaban y fabricaban, otras lanzaban satélites, otras los operaban y explotaban y otras comercializaban los productos y servicios. En resumen, existían diferentes compañías que ocupaban su lugar en la cadena. Esto se acaba de romper con estas iniciativas. ¡Ellos lo hacen todo! Para mí, esto supone un replanteamiento del sector comparable al de las tecnológicas y el sector telco del que tanto se habla. Este es aún un libro que tan sólo ha empezado a escribirse y cuyo verdadero final están todavía por ver. Dicho esto, nuestra obligación es analizarlo con detenimiento y ver cómo jugamos en este nuevo escenario.

 

Cabaña conectada en Aralar

 

–¿Qué respuesta debería dar Europa?

 

Creo que Europa es consciente de la importancia de esta problemática y sus implicaciones, alguna tan importante como las comunicaciones seguras. Por ello, creo que con buen criterio ha dado ya el primer paso para responder a esta situación. A finales del año pasado, la Comisión encargó el estudio de un sistema satelital que otorgara soberanía y autonomía a los países miembros en materia de comunicaciones espaciales, frente a estas iniciativas que han surgido con tanta fuerza en los últimos años. Me preocupan los tiempos que suele exigir cualquier acuerdo europeo, pero creo de vital importancia la puesta en marcha de una iniciativa que dé una respuesta a este desafío. Hispasat es una de las empresas que forman parte del consorcio europeo encargado de este estudio donde pretendemos defender los intereses españoles.

 

–¿Le preocupa que la fuerte demanda de componentes electrónicos y escasez de las materias primas que los conforman puedan afectar gravemente a la industria europea? ¿Puede hacerse aún algo al respecto? ¿Esta coyuntura de competencia industrial puede llegar a afectar también a la seguridad internacional?

 

Claro que me preocupa. La pandemia ha puesto encima de la mesa las debilidades de Europa y la ruptura de la cadena de suministro en un hecho. Europa dejó hace años de fabricar componentes,
algunos de centavos de euro, que consideraba que no aportaban valor y lo dejó en manos de suministradores externos que, llegado el momento, no han respondido del todo. Esto está haciendo que las autoridades y empresas europeas nos estemos replanteando la situación y espero que se tomen medidas.

 

Este tipo de crisis pueden afectar a la seguridad internacional y nos obliga a fortalecer la autonomía europea seguir manteniendo cierto liderazgo tecnológico. Por ello, tenemos que dotarnos de todas aquellas capacidades industriales que consideremos estratégicas y, además, establecer unas reglas de juego claras de colaboración público-privada que permitan que dichas capacidades puedan ofrecer soluciones y desarrollos competitivos a nivel internacional.

 

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Entrevista publicada en el número 125 de la revista de Fenitel